El mundo sigue en su lucha por lograr la transición energética.

¿Cómo avanza la transición energética?

El objetivo climático global es claro: evitar que la temperatura se eleve en 1.5 grados, así como lograr una plena descarbonización a través del uso de energías limpias que operen a su máxima capacidad para 2050, lo que se traduce como transición energética.

Sin embargo, la meta se ve lejana al ver lo que ocurre realmente, sobre todo por el incremento en la demanda de energía que se dio tras la pandemia.

De acuerdo con expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tenemos años por delante para estabilizar las emisiones de gas de efecto de invernadero, así como para relegar la utilización de combustibles fósiles. 

No obstante, a pesar de los esfuerzos que llevan a cabo los gobiernos nacionales y la Iniciativa Privada (IP), la situación avanza a “cuentagotas”, dando a entender que los discursos y la suscripción de acuerdos internacionales solo fungen una tarea protocolaria, muy alejada del cumplimiento de compromisos, y manteniéndose en la misma línea de privilegiar las fuentes tradicionales de energía. 

Para confirmar lo antes expuesto, se encuentran los resultados del Informe sobre la Situación Global de las Energías Renovables 2022, el cual reveló que el porcentaje global de las fuentes de energía limpia en el consumo final energético del mundo ha subido únicamente 1.1%, pasando de 10,6% en el 2009 al 11,7% en el 2019. 

América Latina y su potencial en energías limpias  

A propósito de la IX Cumbre de las Américas, la cual se celebró hace algunos días, nuevamente los líderes de la región abordaron el tema de la transición energética bajo el lema “Construyendo un Futuro Sostenible, Resiliente y Equitativo”. 

En el evento, reafirmaron su compromiso con el cambio climático y para abonar a la transición energética; sin embargo, la realidad en América Latina dicta que solo Brasil supera los 100 MW de capacidad a partir de la producción de energías renovables, tal como lo establece Statista; mientras que, Estados Unidos y la administración de Joe Biden, son los únicos que avanzan, impulsando proyectos de energías limpias, como la energía eólica marina. 

Ahora bien, a la par que se celebraba la IX Cumbre de las Américas, también tuvo lugar el Latin America Energy Week 2022, organizado por Siemens Energy, donde los expertos coincidieron en que Latinoamérica tiene un potencial único para ponerse a la vanguardia mundial en el uso de energías renovables que también les permitiría a sus economías no depender de las fluctuaciones de los combustibles fósiles. 

Si bien es cierto que en América Latina hay enormes oportunidades para la generación de energías limpias, existe voluntad e incluso, hasta un cambio de mentalidad al respecto.

También es una realidad que el financiamiento, las políticas regulatorias y las inversiones siguen cobrando factura a un entorno que ya debería estar enfilado a tener el 70% de sus matrices energéticas con energías renovables para 2030. 

El mejor ejemplo es México, que parece no terminar por decidir su estrategia a seguir; y que, por el contrario, de acelerar su transición energética, abriría la puerta a un incremento en su Producto Interno Bruto (PIB), más empleos y mayor bienestar social. 

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