Aunque en 2022 se fijó un récord en la transición hacia energías renovables, al agregar 300 GW de nueva capacidad renovable, la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) indicó que se requiere agregar aproximadamente 1,000 gigavatios (GW) por año hasta 2030 y aumentar el uso directo de energías renovables en los sectores finales.
En su informe «Perspectiva Mundial de las Transiciones Energéticas 2023» (WETO, por sus siglas en inglés), la IRENA destaca la necesidad de que exista mayor ambición global en la implementación de energías renovables. El informe resalta la importancia de la infraestructura física, las políticas, las regulaciones, las capacidades institucionales y la fuerza laboral para habilitar la transición energética.
El documento enfatiza la electrificación y la eficiencia energética como impulsores clave de la transición, respaldados por energías renovables, hidrógeno limpio y biomasa sostenible.
Durante el lanzamiento de la Perspectiva, Francesco La Camera, director general de IRENA, reconoció que aún se está lejos de la meta para cumplir con los compromisos del Acuerdo de París y destacó la importancia de centrar la energía renovable como parte de la solución.
“La transición energética se presenta como una herramienta estratégica para impulsar la equidad, la inclusión, la seguridad energética y la reducción de costos”, se lee en el documento.
IRENA busca triplicar energía renovable para 2030
Por su parte, el presidente designado de la COP28, Sultan al-Yaber, respaldó lo expuesto en este informe y afirmó que se debe triplicar la energía renovable para 2030, destacando la necesidad de implementar alternativas sin emisiones de carbono, garantizar la seguridad energética y proporcionar financiamiento asequible para los proyectos.
Al-Yaber abogó por tomar medidas urgentes para acelerar la expansión de la infraestructura de la red y reducir los plazos de permisos y el costo del capital en los mercados emergentes y las economías en desarrollo.
El informe WETO identifica las barreras que se deben superar para volver al camino de 1.5 °C, incluyendo la falta de infraestructura física, la ausencia de políticas y regulaciones favorables, los desajustes en habilidades y capacidades institucionales.
Para lograr una transición energética rápida y a gran escala, se requiere una reevaluación de la cooperación internacional y el papel de las entidades nacionales y regionales, organizaciones internacionales, instituciones financieras internacionales y bancos multilaterales de desarrollo. Además, será fundamental garantizar que los fondos lleguen a las comunidades más vulnerables del mundo.
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Con información de Energía a Debate