Las recientes negociaciones en torno al cambio climático han sido marcadas por debates intensos y diferencias de opinión entre las partes involucradas. Un aspecto que ha causado controversia es la elección de Sultan Al Jaber, director ejecutivo de la Abu Dhabi National Oil Company (ADNOC), como presidente de la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), que tendrá lugar en los Emiratos Árabes Unidos. Más allá de los habituales debates sobre financiación, esta designación ha generado discusiones en torno a la dirección que debería tomar el combate contra el cambio climático.
La relevancia de la industria del petróleo y el gas, así como la región del Golfo, en la lucha contra el cambio climático no puede subestimarse. La COP28 se perfila como un evento de gran trascendencia, capaz de establecer compromisos vitales para avanzar en la agenda climática global. Para lograr esto, es esencial dejar de lado dogmas y enfocarse en puntos de consenso que permitan abordar el desafío climático de manera efectiva y colaborativa.
La Unión Europea (UE), a pesar de sus avances en la reducción de emisiones y la mejora de la eficiencia energética, ha enfrentado dificultades para establecer un marco energético unificado. La falta de una estrategia cohesiva afecta tanto su seguridad energética como su objetivo de sostenibilidad a largo plazo. Esta situación se hizo evidente durante la crisis energética de 2022, cuando la invasión rusa en Ucrania llevó a los países europeos a buscar alternativas energéticas de manera urgente. La elección de recurrir al carbón, un combustible altamente contaminante, resalta la importancia de contar con fuentes de energía más limpias y sostenibles.
Unión Europea lidera esfuerzos para el cambio climático
Además, la UE ha liderado la transición energética y ha establecido metas ambiciosas en su lucha contra el cambio climático. Sin embargo, la resonancia de su enfoque verde en otras partes del mundo es variable, especialmente entre países que no forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Para muchos de estos países, que enfrentan desafíos de desarrollo y crecimiento económico, la transición hacia fuentes de energía renovable y bajas en carbono no es una prioridad inmediata. Estos países necesitan garantizar oportunidades económicas y energéticas antes de abordar la sostenibilidad.
Una cuestión crítica en este escenario es la financiación. Las economías emergentes requieren inversiones significativas para lograr la neutralidad de carbono y asegurar una cobertura energética adecuada. Sin embargo, la financiación actual no alcanza las necesidades, lo que dificulta la implementación de proyectos de energías limpias y adaptación al cambio climático en estos países. A pesar de promesas anteriores, las transferencias financieras de naciones de altos ingresos a países en desarrollo han sido insuficientes, lo que pone en evidencia la brecha entre las palabras y las acciones.
COP28 debe poner énfasis en necesidades de cada país
Para que la COP28 sea exitosa, es imperativo abandonar posturas idealistas y adoptar un enfoque pragmático que tome en cuenta los intereses y necesidades de todas las partes. La transición hacia prácticas más sostenibles y bajas en carbono requiere un compromiso colectivo y una visión realista. Además, el sector del petróleo y el gas, que desempeña un papel vital en la seguridad energética global, tiene la oportunidad de liderar esta transición. La inversión en tecnologías de reducción de emisiones y la exploración de oportunidades en energías renovables pueden marcar la diferencia en la lucha contra el cambio climático.
Para impulsar la inversión privada en la reducción de emisiones, es esencial establecer mecanismos efectivos, como fijación de precios al carbono y sistemas de comercio de emisiones transfronterizos. Estos enfoques pueden incentivar a las empresas a tomar medidas concretas para reducir su huella de carbono. Sin embargo, se debe considerar la diversidad de circunstancias y prioridades energéticas en diferentes países, para evitar expectativas poco realistas y promover un compromiso genuino con la sostenibilidad.
En última instancia, la COP28 tiene la responsabilidad de construir puentes entre distintas perspectivas y encontrar soluciones prácticas para el cambio climático. La colaboración global, la inversión en tecnologías sostenibles y la adaptación de estrategias a las realidades nacionales son pilares fundamentales para avanzar en la agenda climática. Un enfoque equilibrado y una colaboración efectiva, que involucre tanto a la industria del petróleo y el gas como a los gobiernos y la sociedad civil, son esenciales para abordar el reto del cambio climático de manera eficaz y sostenible.
Con información de El Economista
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